Will
Smith, aunque ha demostrado su notable talento interpretativo en pelÃculas con
valores propios del ser humano como Siete
almas, Belleza oculta, La verdad duele, o la magnÃfica, En busca de la felicidad, no ha
desaprovechado su visión netamente comercial, participando en exitosas sagas
como Los hombres de negro o la obra
en cuestión; es decir, la tercera parte de policÃas rebeldes. Estamos por tanto
ante una trilogÃa de colegas, que responden al nombre de buddymovies, dirigida en
este caso por Adil El Arbi y Billah Fallah,
un tándem de directores que se enfrentan a su tercer trabajo tras Gansta y Black.
Estos
cineastas belgas sorprenden con una dinámica y simpática historia de ritmo
endiablado, donde no solo destacan las escenas de acción, sino los diálogos que
en algunos momentos nos parecen ciertamente profundos a pesar del tono cómico.
Este largometraje cuenta la historia de dos polis, a los que todos recordamos,
pero que reaparecen 20 años más tarde con las vidas realmente cambiadas, ya que
el personaje de Martin Lawrence está casado y con hijos y le vende la moto a su
amigo que una forma de alcanzar la felicidad es formando una familia frente a
un Will Smith que sigue sin sentar la cabeza, pero que siente que le falta
algo.
La
pelÃcula es un elogio a la amistad y plantea temas interesantes como el de la
necesidad de conocer sus orÃgenes y secretos del pasado. Por otra parte, nos
podemos preguntar si en una cinta de acción tiene cabida la Providencia. La respuesta
es afirmativa, puesto que en una escena memorable un personaje abre su corazón
en una capilla de un hospital, reconociendo que no va a la iglesia demasiado,
pero que nunca ha perdido la fe y reza con todas sus fuerzas para pedirle a
Dios que salve a su amigo, haciendo una
promesa, lo que invita a la reflexión y propone hasta dónde puede llegar
nuestra coherencia en relación con nuestras creencias. Esta forma de ver la
vida choca con la de los villanos que recurren a la santerÃa y al esoterismo para
intentar conseguir sus propósitos.